jueves, 17 de octubre de 2013

"Intentos (su) realistas"


La alegría lo motivó como cuando era niño, y, principalmente, vagaba en su mente. Las letras precisas viajaban como esa noche en que el color morado se puso de moda. La vida que eligió sabía a 1000 kg. de manjarblanco con leche condensada de ninguna marca. La sombra iba desapareciendo como esa luz humeante que se desplazaba en su subconsciente pueril, y sólo suyo. Sonrió y miró sin observar, porque pensaba que eran dos cosas distintas, lo que había a su alrededor, y sintió lo que sentía cuando de niño las flores tenían otro color, menos el que todos esperaban. La palabra exacta no iba con él, porque la perfección solamente existía en el papel, el que era idealista, y utópico.

Las aves solo volaban en su cerebro, y abrazaban lo que podían, cada vez que se acercaba el verano. La luna acogió a sus hijos en general, y los dejó en cierto lago inexistente. Los espacios solamente rebotaron en esa pared que creó, para equilibrar su vida. Los conejos mentales que imaginó a los seis años lo empujaron, para que se convenciera de que había cosas por las que valía la pena vivir. Los números que trataba de recordar estaban bloqueados por las palabras que habían alzado esas nubes de concreto azul que empezaron a hacer que las cosas, como eran redondas, volaran en más direcciones suyas, y sólo suyas.

Las limitaciones que lo querían cuadricular lo seguían día, y noche. Él, a pesar de esto, armaba muchos rompecabezas rojos, mientras la lámpara que iluminaba su quinta mente avanzaba con calma en un mundo material, y materialista, por cierto. Las lágrimas se secaban con alegrías que estabilizaban su sistema de vida, el que del uno al diez estaba ubicado en el número cinco. Esta cantidad fue la que lo siguió internamente, y todos los días de su vida, para poder convivir con un planeta prestado, y de papel, según lo que le dijo su padre en la primavera del 68'.













Las lágrimas quedaron atrás, cuando los colores empezaron a pintar los espacios blancos, y negros. "Era verdad esa vaina...será, pues", concluyó el Mago de la Sombra el día en que sus ojos se abrieron más que nunca y traspasaron 56 fronteras mentales, las que se habían encaprichado con la perfección, y con el olvido.






- Será motivo...le pondré huevos - reflexionó la noche en que los balazos sobre la realidad abrieron el camino de la motivación, la que lo indujo a pensar cosas tan fantásticas como la realización de utopías mentales y pueriles, las que eran suyas, y sólo suyas.












No dejó que más tiempo pasara, porque necesitaba ver al águila que se quería transformar en cóndor. "Ese con algún día entenderá cómo es la movida mundial", sentenció el Magazo, quien ya se encontraba en su vigésima octava mente, la que estaba blindada no sólo por objetos hermosos, sino también por emociones doradas. Él sabía que las luces eran fuertes, y movían a una gran cantidad de personas que lo miraban diariamente como si fuera alguien importante por las miradas rojas que lloverían en el 2014. Él se encontraba en el 2009, pero los resplandores mostraban el futuro como si fuera a darse de una forma rápida.

- Mierdaaa - pensó internamente para que Llollué leyera su mente, la que estaba haciendo hasta lo imposible, para que la telepatía empezara a funcionar en un mundo con millones de ideas, pero con pocos resultados concretos.





Llollué recién pensó en el Mago, cuando estaba buscando piedras en el horizonte de su octava mente suya, y sólo suya. Y eso que no estaban bromeando los dos. Las estrellas que ellos miraban , como decía una canción que fue creada para el sistema que se venció antes del 2012, eran las únicas que los juntaban de noche y cuando en sus mentes lo lúgubre rompía esquemas mentales, como antes, y como después. "¿En qué estará el Magazo? Ese conchee...", reflexionó Llollué, mientras el Mago miraba a un ser muerto que había encontrado en la realidad, pero pegado a la selva de cemento.

- Nuu...- pronunció de una forma triste, y puerial el Mago, mientras 800 lágrimas de acero lubricaban su alma, para que ella no muriera de pena. Otra vez un factor externo más había hecho que él se equilibrara, como habría dicho aquél teórico virtual, según su experiencia, en esa pantalla colorida, y adecuada a la realidad del siglo XXI.










Felizmente, el Mago sólo estaba de acuerdo con la mitad de lo que decía ese pensador que tenía la idea de que los psicodélicos eran la solución a todos los problemas. "No, está locazo ese tío", pensó como humano el mencionado personaje de este cuento raro, pero con explicación, para las mentes abiertas.



El Mago, siempre el mago. Sus manos se habían vuelto esquizofrénicas y no podían hacer nada ante tanta belleza como la que había visto el día anterior, y como la que vería siempre. El primer coito interruptus no lo detuvo, y, más bien, hizo que calculara todo, mientras se acordaba de su amigo jamaiquino, quien le había dicho que por más que lo lúgubre hubiera roto esquemas mentales, la vida en sí era una ruptura, para todos, los que merecían más de lo que tenían.





- Estos titis, píntenme la cancha - bombardeó el Mago en un intento más por lograr que la telepatía se diera entre personas que necesitaban un cambio, y una nueva visión de las cosas.

Nadie le respondió, pero no se puso triste, porque sabía que, a fin de cuentas, todo seguiría dándose de la misma manera por la naturaleza de los humanos, los que hacían y deshacían sentimientos, ideas, y cosas en su intento de mejorar y empeorar a la vez las cosas. "Así será siempre, no somos dioses, sino animales con raciocinio", concluyó el Mago, mientras su mente se acercaba a su último paraíso, el que se encontraba en el puesto número 99.















Cuando el Mago arribó a su mente número 100, solamente decidió morir de acuerdo a la realidad social. Sus ojos se llenaron de mares verdes, mientras el motor de su equipo se quedaba sin baterías. Él sabía que en el siguiente episodio las cosas serían distintas, porque elegiría ser una ardilla de campo. "Iré al África, será motivo, pum, pum", concluyó mientras la energía de su consciencia viajaba a través de canales suyos, y sólo suyos donde la vida sería más calmada en un mundo raro, pero con explicación.












Mares infinitos, como la ser creadora natural


Eres la mujer de la ventana azul que durmió en su alcoba llena de mares verdes.

Arcoiris subjetivo


El mundo no estaba preparado, para él.

De mago a mago (mano a mano)


Cuando se vieron, se dieron cuenta de que todo lo que dijeran no sería una novedad, sino frases que definirían una situación clara, para el mago menor. "No creo que me diga algo nuevo", especuló el joven que presentía cascadas, y sentía lagos. Aunque no se parecían, había temas que tenían en común. El recién ascendido a adulto menor a los 20 años estaba aprendiendo que los presentimientos eran el pan de cada día y el hombre de 34 que tenía una familia medianamente funcional sabía que debía hablar con calma sobre el futuro, ya que gracias a él su esposa, sus hijos, y él comían.


"Este chico es muy extraño...le voy a decir cosas que seguramente piensa, pero no las cree del todo", pensó el mago mayor, mientras barajaba las cartas que harían que el mago menor se diera cuenta de que todo lo que pensaba hacía años era verdad.


- Hola, siéntate -preguntó el mago mayor con mucha seriedad, porque presintió con quién se había topado en la vida.

- Hola, ¿qué tal? - respondió y preguntó a la vez el mago menor con un poco de nerviosismo, y de resquemor.

- Bien...¿tú?

- Bien, con calor, no más.

- Ya, corta las cartas en tres.

- Ya.


Mientras separaba las cartas, el mago menor, para no perder la costumbre, separó el mazo de una forma poco usual, para que el mago mayor se impresionara ante la actitudad del joven que presentía lo que sucedía y lo que acontecería en su vida por haber desarrollado sus lados izquierdos del corazón, y cerebro en una especie también consciente, pero sintiente de infinitas maneras, aunque ello fuera visto como algo paradójico por el mago menor, quien buscaba el balance emocional en su vida mediante una cuerda imaginaria que construía cada día desde su mente hacia su proyección mejorada, y pulida, para así dejar su cuerpo secundario en el plano terrestre, en este caso.

Música, engreimientos, acuerdos, y escasez de desarrollo socioemocional


Escuchaba a Alice in Chains, un grupo de música grunge conocido en los años noventa, y empecé a acordarme de lo que había sucedido el día anterior en el bus de transporte público. Después de unos minutos, escucho Human Behavior de Bjork. El martes 28 de Abril me encontraba en el bus mencionado y una adolescente (porque eso me dio a entender) le quiso pagar un sol al cobrador del bus a las doce, y media de la noche. Para colmo, le dijo que quería que le cobre medio pasaje, porque era universitaria. Yo le pagué un nuevo sol con cincuenta céntimos, y le dije al cobrador que a esa hora no era correcto cobrar menos. La chica me preguntó que qué mierda me metía, y le dije que no estaba hablando con ella, lo cual era verdad, aunque haya sonado a que me burlaba de ella. La discusión empezó, y no paró hasta cinco mins. después. No es necesario comentar los detalles de la misma, porque de lo que se trata aquí es de demostrar cuán bajo es el nivel intectual, y emocional de personas como esa muchacha, quien, por engreimiento, decidió que debía tratar mal a la persona que cobraba los pasajes en el medio de transporte mencionado solo porque pensó que podía hacer lo que le daba la gana. Más allá de que no estamos de acuerdo con ciertos comportamientos de los individuos que se encargan del transporte público, no podemos tratarlos como si no existieran. Además, las empresas privadas tienen el control del tema transporte público terrestre, y no podemos imponerles una tarifa determinada, sino que debemos llegar aceptar la que ellas nos digan, como una vez me dijo el antropólogo César Zamalloa. Más allá de eso, me parece que se trata de lidiar con todas las personas, para llegar a acuerdos en una época en la que la crisis se ha generalizado, y los intentos por mejorar las cosas escasean como el agua en el mundo.

56 caballos ajenos, y lejanos


Miró el esplendor de la máquinas que morían, y tuvo la sensación de que las cosas se irían acabando con el tiempo. "Se van a morir todos por dentro...es la realidad, aunque les joda a muchos", concluyó el día en que las aves se deslizaron de una manera intranquila en el bosque de la soledad eterna.

Eusebio de recreo (energía elevada el cubo)








Él era una persona que dibujaba paredes verdes en un espacio de su mente que él sólo tenía a comparación de las demás personas. Ese escenario personal atrasaba los vuelos internos en los que sus emociones e ideas hacían que viajara lejos sin que nadie supiera a dónde. Nadie más que él pensaba en esas cosas tan suyas que hacían que a veces navegara en algún ángulo cinematográfico que él había creado en la cueva de sus susurros mágicos.

"¿Qué es eso?", pensó Eusebio el día en que sus demás compañeros se acercaron, y se alejaron de los montes citadinos en los que las profundidades no estaban hechas ni de agua ni de aire. Sólo eran pequeñas nubes rosadas que se habían mezclado con un elemento químico que había empezado a flotar en el área 45 de su cerebro, la que no dejaba de ir hacia universos mentales que estaban compuestos de partículas que producían energía, a pesar del escepticismo de la mayoría de personas que vivían alrededor de su espacio físico.


















La mañana en que ella estacionó su mirada en aquella cámara fotográfica marca soledad interna, sus ojos realizaron una marcha fúnebre que despertó las mentes de personas que deseaban ir más allá, pero con fundamentos que tuvieran un sentido correctamente funcional, pese al sinsentido de esa "vida" creada por los océanos que tenían colores que no habían sido vistos, sino por Marola, la muchacha que se vistió con trajes imaginarios que solo ella podía usar, porque nadie tenía la capacidad de ver lo que ella tenía en el cerebro. Gracias a la forma en que manejaba las cosas, era vista como una mujer rara solamente por sentir que podía crear sus vestimentas ideales en un mundo real en que las cosas eran asimiladas por muchos, pero entendidas por pocos. "Anoche soñé con aves que tenían formas de serpientes", recordó ella al percatarse de la sombra que la había seguido durante unos segundos que parecieron tres vidas vividas de la misma manera por la influencia de la energía elevada al cubo que sudaba aire, y respiraba litros de mares con seres que evolucionaban e involucionaban, incluso.












Eusebio, y Marola se conocieron, cuando el sol decidió no salir nunca más. La movida los llevó a 45000 kilómetros de distancia que sólo ellos dos entendieron en un mundo en el que la consciencia era lo principal, para ellos. "El otro día me dijeron que estoy loco por tener consciencia, ja, ja", rió él mientras ella apreciaba la vigésima mente de él, la que estaba ordenada, para poder vivir en ese planeta con muchos humanos, y pocos perros citadinos.


La locura empezó a formar parte de sus vidas, cuando él decidió que fuera su compañera, la que lo seguía, cuando él quería. Él era racional, pero pensaba que debía equilibrar la coherencia con los 1500 grados de insensatez que lo habían absorvido en ese mundo extraño, para él y para todos, por cierto. Lo que sí era percibido por los demás seres vivos era que había una gran cantidad de pensamientos que corrían a una velocidad importante, y única, como ese mago de la sombra que tenía en su interior. "Se' concha, sí, sí", concluyó Eusebio la noche en que los últimos balazos sobre la realidad mental, y física empezaron a aparecer ante la atenta mirada de todos, los que, resignados, se empezaron a dar cuenta de que a veces la razón pesaba más que las emociones, sobre todo cuando hablaban de la Tierra, la que no tenía la culpa de que hablaran de ella como si hubiera sido creada por algún Dios antropomorfo maquinado en el cerebro de la primera persona que pensó que ello era factible no sólo para manipular negativamente, sino también para mantener tranquila a la gente en general.





La vida empezó a ser tomada desde otra perspectiva, cuando los trasfondos empezaron a inundar los medios de comunicación tomados por la democradura mezclada con la dictablanda. "Elige el mal menor, por favor", sentenció Eusebio, mientras el recreo en que se encontraba abría la mente de ella y de un amigo suyo con quien tenía similitudes, y diferencias al mismo tiempo.

- A ver, pues - señaló ella mientras él encendía un cigarrillo.

- Bueno ("bueno, bueno", pensó mientras trataba de comunicarse mentalmente con algún amigo suyo), ya sabes cómo son las cosas. Lo importante es seguir adelante - resumió ante la atentísima mirada de Marola.

- Ya, pues, será - concluyó ante la sorpresa de él.

- Qué paja, será motivo.

-Claro, es lo justo para los dos.


Y así fue porque debía darse de esa forma. En ese momento, sólo era cuestión de que no sólo se miraran, sino, además, en ese instante debían besarse para siempre.


Cuando Eusebio y Marola se dieron cuenta de que habían amarrado sus egos, decidieron navegar de un modo distinto, pero suyo, y sólo suyo.